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Un estudiante poco convencional en el liceo 13

Integración

Un estudiante poco convencional en el liceo 13

En noviembre del año pasado, el liceo 13 de Montevideo (en la zona del Hipódromo de Maroñas) comenzó una experiencia diferente y novedosa: la asistencia a clases de un perro de la Fundación de Apoyo y Promoción de Perros de Asistencia en proceso de socialización.

Un estudiante poco convencional en el liceo 13

En noviembre del año pasado, el liceo 13 de Montevideo (en la zona del Hipódromo de Maroñas) comenzó una experiencia diferente y novedosa: la asistencia a clases de un perro de la Fundación de Apoyo y Promoción de Perros de Asistencia en proceso de socialización.

Su nombre es Luke y se está preparando para ser perro de asistencia o guía de persona con discapacidad visual.

Con el objetivo de aprender a vincularse con distintas personas y desenvolverse en diferentes ambientes, Luke debe vivenciar la mayor cantidad de experiencias humanas posibles, asistiendo a todos los lugares con su socializador. La ley N° 18.875 habilita a usuarios, entrenadores y socializadores de perros de asistencia a ingresar acompañados con sus perros a todos los lugares sin restricción. Luke no solo asiste al liceo sino que participa de todas las actividades familiares: va al shopping, a los supermercados, viaja en ómnibus, ingresa al cine, al teatro, acompaña al socializador a hacer trámites o a comer en un restaurante.

Los estudiantes y docentes del liceo recibieron algunas recomendaciones para que el cachorro aprendiera a tener un comportamiento adecuado. Se aconsejaba dejarlo tranquilo y ayudarlo a mantenerse concentrado cuando tenía puesto su “peto”, no ofrecerle comida (debía comer su ración en el horario estipulado), no incentivarlo a saltar o tomar cosas indebidas y no asustarlo ni enseñarle a morder. Todos contribuyeron incentivándolo a ser dócil, cariñoso y amable con personas y animales.

Para que la socialización fuera posible dentro de la institución educativa fue necesario trabajar la temática unas semanas antes, brindando la información necesaria y acondicionando espacios para recibir al nuevo integrante del centro. Con apenas tres meses Luke llegó al liceo y encantó a estudiantes y docentes, quienes fueron testigos de su crecimiento y acompañaron su aprendizaje. Los adolescentes tuvieron un rol primordial en el aseo del salón y el cuidado del cachorro a la hora del recreo. Se encargaron de replicar la información que poseían explicando a sus familias y a los compañeros de otras clases cómo debían comportarse. Esta experiencia los obligó a cambiar lo cotidiano, a pensar en las diferencias y comprender el valor de la empatía, lo que generó una nueva forma de relacionamiento y comprensión de los procesos de enseñanza- aprendizaje.

¨Luke siempre tuvo un buen comportamiento en clase, aunque a veces hacía largas siestas y sus ronquidos se escuchaban por todo el salón, provocando risas y momentos de distensión en todos los que lo rodeaban¨, cuenta la Prof. Mónica San Martín.

Este año se presentó a Luke a un equipo renovado de docentes y a una nueva generación de estudiantes que se adaptaron rápidamente a su presencia en el liceo. El cachorro mostraba avances en su aprendizaje, con una actitud tranquila durante todo el horario de trabajo. La suspensión de las clases presenciales y el aislamiento voluntario puso una pausa a este proceso de socialización, hasta que al retorno a las aulas Luke volvió a pasear por los corredores del liceo y a encontrar los rincones de cada salón que había seleccionado. “Su presencia en clase provocaba algo inusual. Una vez más actuaba como un hilo que nos conectaba y generaba situaciones positivas”, plantea la profesora Mónica San Martín. “La planificación fue modificada debido a los meses sin clases presenciales pero se mantuvo la idea inicial de trabajar en base a las experiencias compartidas con el nuestro perro”, agrega la docente.

El pasado 11 de setiembre, Luke terminó su proceso de socialización. Ya se encuentra en la etapa de entrenamiento en la sede de la Fundación, y posteriormente, será entregado de manera gratuita a una familia que lo necesite. Los estudiantes continúan realizando actividades y reflexiones que tienen como eje central lo aprendido en esta experiencia.

La comunidad educativa del liceo 13 dio un ejemplo de integración, aceptación y compromiso, un paso fundamental para pensar en una educación inclusiva que fomenta el trabajo colaborativo, la responsabilidad, la solidaridad y la empatía.